La lengua de herencia es aquella que hablan en las familias inmigrantes en los países en los que residen. En este caso la lengua de herencia es el español que usamos en casa al ser familias hispanohablantes residentes en Suecia.
Conocer el idioma y la cultura del país en el que residimos y además, hablar español en casa y compartir nuestra cultura en familia es una ventaja importante para el futuro de los hijos de los inmigrantes. Esta dualidad lingüística y cultural proporciona una forma de pensar más flexible y mayores oportunidades laborales, además de permitir el intercambio cultural.
Las ventajas se hacen más evidentes cuando la lengua se cuida y se transmite. Al ser una lengua minoritaria corre el peligro de que quede relegada a un uso doméstico y no se profundice en su aprendizaje, como por ejemplo adquiriendo gran fluidez en la lectura, escritura y/o el lenguaje en diferentes contextos.